Sobrevolando los paisajes de la memoria a bordo de un futurístico vehículo que viaja atrás en el tiempo. Allí donde aún existen bosques y lagos, donde el amor todavía es un sentimiento verdadero y no un sucedáneo químico de los que venden con receta en la farmacia. Y entonces, por detrás de vuestros visores espacio-temporales, resbala una lágrima de nostalgia.
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